La edad de Trump, y sus capacidades, serán puestas a prueba en el debate presidencial
- P Pastrana
- 10 sept 2024
- 7 Min. de lectura
Sin Joe Biden en la contienda, Donald Trump sería la persona de más edad en ocupar el Despacho Oval. Pero sus enredadas declaraciones públicas han suscitado preocupación entre los votantes.
La última vez que el país celebró un debate con la presidencia en juego, un candidato con cerca de ocho décadas de vida se enfrentó al reto de demostrar que aún estaba a la altura de dirigir el país. Y fracasó.
Dos meses y medio después, el elenco de personajes ha cambiado y otro candidato que se acerca al club de los octogenarios se enfrenta a su propia prueba para demostrar que sus capacidades no han disminuido con la edad. Superar esa prueba puede influir en quién será el próximo mandatario en el Despacho Oval.
A sus 78 años, el expresidente Donald Trump proyecta más energía y habla en un tono más alto que el presidente Joe Biden a sus 81, pero Trump también ha confundido nombres, datos y puntos de vista. Los discursos confusos del exmandatario, sus declaraciones a veces incoherentes y sus arrebatos extremos han suscitado inquietudes sobre su propia salud cognitiva y, según las encuestas, han estimulado las dudas entre la mayoría de los votantes.
Con Biden fuera de la contienda, el tema de la edad ha dado un vuelco. Ahora Trump es la persona de mayor edad que se ha postulado a la presidencia por un partido importante y, si gana, se convertirá en el presidente de más edad de la historia al final de su mandato, cuando tendría 82 años. Aunque logró evadir las preguntas sobre su propia capacidad mientras Biden era su oponente, la rival a la que se enfrentará en el debate del martes, en horario de máxima audiencia en Filadelfia, será la vicepresidenta Kamala Harris, quien a sus 59 años es casi dos décadas más joven.
El tema ha regresado a la campaña por algunas de las recientes actuaciones públicas de Trump, sobre todo una respuesta confusa y difícil de seguir a una pregunta sobre el cuidado de los niños en el Club Económico de Nueva York la semana pasada. A la pregunta de cómo ayudaría a las familias trabajadoras estadounidenses, estresadas por el costo del cuidado de los niños, Trump deambuló por una maraña de frases inacabadas, argumentos incongruentes y una lógica confusa que vinculó la respuesta a los aranceles sobre las importaciones.
Un video del intercambio se hizo viral y provocó titulares con palabras como “incomprensible”, “incoherencia“ y “galimatías”. La Casa Blanca y los aliados de Harris se abalanzaron, burlándose de la “ensalada de palabras”, como dijeron varios demócratas. “No pudo hilvanar una frase coherente”, escribió en las redes sociales la representante por Massachusetts Katherine M. Clark, la segunda demócrata más importante en la Cámara de Representantes.
Como resultado, según los analistas, Trump se enfrentará a un renovado escrutinio en el debate. “Como la campaña de Harris y la prensa llamaron la atención sobre la incoherencia de la respuesta de Trump a la pregunta sobre el cuidado de los niños, ahora está sujeto a la misma prueba de ‘coherencia’ que Biden”, dijo Kathleen Hall Jamieson, experta en temas de comunicación presidencial en la Escuela Annenberg de Comunicación de la Universidad de Pensilvania.
Durante mucho tiempo, Trump ha hablado de una manera deshilvanada, indirecta y fuera de guión que ningún profesor de inglés aprobaría. Esquematizar sus frases con un sustantivo, un verbo y un objeto puede resultar abrumador. Pasa de un tema a otro aparentemente al azar, desconcertando a menudo a los oyentes que buscan un punto principal, un patrón que los expertos denominan tangencialidad y que aumenta con la edad. Y lanza afirmaciones descabelladas sin fundamento.
Ha confundido a Nikki Haley con Nancy Pelosi, ha declarado más de una vez que venció a Barack Obama en vez de a Hillary Clinton y, mientras afirmaba que está mentalmente sano, se equivocó al dar el nombre de su antiguo médico. Durante un mitin celebrado en Nevada en junio, se metió en un embrollo retórico al especular sobre la hipotética situación de estar en un barco que se hunde y si sería mejor electrocutarse en el agua o ser atacado por un tiburón. “Me quedo con la electrocución”, dijo. “No me acercaré al tiburón. Así que podríamos acabar con eso. Vamos a acabar con eso para los barcos”.
A veces hace afirmaciones tan inverosímiles que parece alejado de la realidad. A fines del mes pasado, sugirió que las escuelas estaban patrocinando la operación de transición transgénero. “Tu hijo va a la escuela y vuelve a casa unos días después con una operación”, dijo. “La escuela decide lo que va a pasar con tu hijo”.
Parece aferrado a un comportamiento autodestructivo que hace que incluso sus aliados se preocupen. El viernes pasado, sin que nadie se lo pidiera, sacó a relucir las acusaciones de que una vez abusó de una mujer en un avión en la década de 1970. “Sé que van a decir que es algo terrible”, dijo, “pero no pudo haber ocurrido, no ocurrió, y ella no habría sido la elegida”.
Stephanie Grisham, quien fue secretaria de prensa de Trump en la Casa Blanca pero dejó de trabajar con él tras el atentado del 6 de enero de 2021 en el Capitolio y habló en la Convención Nacional Demócrata del mes pasado, dijo que Trump “puede ser disciplinado cuando quiere” y que espera que supere el debate del martes sin parecer deteriorado, dadas las reglas y los límites de tiempo.
“Pero creo que sus divagaciones son ciertamente cada vez peores”, añadió. “No sé si es su edad o algún tipo de deterioro mental. Creo que los medios de comunicación, el público en general y desde luego sus partidarios se han insensibilizado ante un hombre que miente y divaga todo el tiempo, y eso es desafortunado”.
Steven Cheung, portavoz de la campaña, rechazó el lunes las críticas a las capacidades del expresidente. “La verdad es que el presidente Trump tiene más energía y más resistencia que nadie en la política”, dijo en un correo electrónico. “La gente sabe que el presidente Trump es el candidato más fuerte. Ha trabajado más y ha superado a Kamala Harris, quien sigue esquivando a la prensa. Los demócratas y Kamala son quienes están deteriorados, por todo el daño que le han causado a este país”.
En los últimos días, Trump ha llegado a explicar su estilo de hablar como “el tejido”, sugiriendo que reúne con maestría múltiples temas aparentemente inconexos en una oratoria genial. “Hablo de nueve cosas distintas y todas ellas se combinan de manera brillante”, dijo el mes pasado.
Aparte de sus seguidores en los mítines, que parecen entretenidos y a menudo entienden las enigmáticas e inexplicables referencias que hace, la mayoría de los votantes no han estado expuestos últimamente al estilo de flujo de conciencia de Trump. Pero decenas de millones de personas lo verán el martes en ABC, probablemente la mayor audiencia antes de las elecciones.
El reto de Trump es diferente al de Biden. En el debate del 27 de junio, que ocasionó el final de su campaña, Biden se veía frágil y pálido, le costaba transmitir su mensaje con lucidez o autoridad e incluso parecía quedarse en blanco. Trump, por el contrario, parecía físicamente más vigoroso y dominante, aunque gran parte de lo que dijo resultó falso o poco claro.
“No es un tema de edad, porque Trump sigue siendo enérgico”, dijo Ron Bonjean, un veterano estratega republicano del Congreso. “Es una cuestión de enfoque y disciplina de mensaje, porque tiene que convencer a los pocos votantes indecisos que quedan de que Harris no solo es demasiado liberal, sino que él también tiene un verdadero dominio para abordar los problemas que tienen las familias hoy en día”.
Sin embargo, algunos republicanos creen que la edad es un factor en un país donde más de la mitad de la población tiene menos de 40 años, y las encuestas muestran un creciente entusiasmo por Harris entre los votantes más jóvenes. Incluso al margen de las preocupaciones por su capacidad, a menudo las referencias de Trump están arraigadas en argumentos de hace décadas, como sus repetidas y desconcertantes alusiones recientes a El silencio de los inocentes, la película de 1991.
“Muchos otros han dejado a sus años más productivos atrás; Joe Biden y Donald Trump llegaron a esa incómoda realidad”, dijo Al Cardenas, expresidente del Partido Republicano de Florida. “Biden tomó la decisión correcta, tal vez ayudado a hacerlo por el liderazgo de su partido. Es asombroso observar la falta de fortaleza interna de la jerarquía del Partido Republicano para tener la misma conversación con su candidato presidencial”.
Durante mucho tiempo, los votantes han tenido preocupaciones sobre la edad de Trump, pero a muchos más les preocupaba la edad de Biden, según las encuestas. Ahora que el presidente no está en la contienda, más estadounidenses han expresado dudas sobre las capacidades de Trump. El 51 por ciento de los votantes registrados en una encuesta publicada el mes pasado por Morning Consult dijo que Trump es demasiado viejo para postularse a la presidencia, frente al 44 por ciento cuando se enfrentaba a Biden. El 57 por ciento tenía esa opinión en una encuesta de la Facultad de Derecho de Marquette.
Además, cada vez menos votantes consideran que Trump es mentalmente apto para ejercer la presidencia. Solo el 48 por ciento en la encuesta de Morning Consult dijo que el expresidente podía manejar los asuntos del cargo, por debajo del 53 por ciento. Casi cuatro de cada cinco dijeron que no estaban seguros de que pudiera cumplir otro mandato completo de cuatro años, y aproximadamente la misma proporción estaban preocupados por su capacidad para tomar decisiones.
La respuesta de Trump a la pregunta sobre el cuidado de los niños en Nueva York el jueves subrayó las preocupaciones. A menudo, sus confusas declaraciones se resumen en las noticias de forma que no dan una imagen completa de cuán desconcertantes pueden llegar a ser. Sin embargo, citarlas en detalle puede proporcionar un contexto adicional. Este es un fragmento más extenso de su respuesta sobre la atención infantil asequible:
“Es un tema muy importante. Pero creo que cuando se habla del tipo de cifras de las que estoy hablando porque el cuidado de los niños es, el cuidado de los niños, es, no podría, ya saben, hay algo, tienes que tenerlo. En este país, hay que tenerlo. Pero cuando se habla de esas cifras en comparación con el tipo de cifras de las que estoy hablando, al gravar a los países extranjeros a niveles a los que no están acostumbrados, pero se acostumbrarán muy rápidamente, y no va a impedirles hacer negocios con nosotros, pero tendrán un impuesto muy sustancial cuando envíen productos a nuestro país. Esas cifras son mucho mayores que cualquiera de las que estamos hablando, incluido el cuidado de los niños, un tema del que nos vamos a ocupar”.
Lo que parecía estar diciendo era que recaudaría tanto dinero imponiendo aranceles a los productos importados que el país podría utilizar lo recaudado para pagar la atención infantil. En sí misma, sería una hipótesis política discutible.
Pero la incapacidad para articular el punto, o cualquier punto, de una manera clara, generó perplejidad, incluso en la persona que hizo la pregunta, y la respuesta fue vista por millones de personas en las redes sociales. Esa respuesta, se podría decir, no envejeció bien.
Chevaz Clarke colaboró con la producción audiovisual.
Comments