Ni contrabando de mercurio ni cárteles
- P Pastrana

- 6 ago
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Una Virgen y la torre en desuso son la única protección en La Peña y La Fe; “no sabemos de dónde sacaron eso”

La torre de vigilancia, que viejas disputas entre ejidatarios de La Plazuela dejaron inconclusa, hoy sólo tiene fines religiosos pues lo único que custodia es una Virgen monumental que da la bienvenida a la comunidad y fue instalada por ellos mismos.
Así desmienten mineros de la localidad el informe de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA US, por sus siglas en inglés) sobre el presunto control de cárteles criminales en la extracción del mercurio queretano y su contrabando a las minas de oro en Sudamérica.
En nuestro recorrido sobresale la extrañeza de los trabajadores por el informe “Traficantes no dejan piedra sin levantar”, según el cual el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) controla la extracción y tráfico de mercurio desde las minas Cristo Vive, El Mono, La Fe, La Peña y La Perla hacia Bolivia, Colombia y Perú.

“Hasta la fecha nadie nos ha molestado. No tenemos nada que ver con esos grupos y tampoco llegamos a ver periodistas que se acercaran aquí. Esta es nuestra fuente de trabajo. No sabemos ni de dónde sacaron eso”, comentó José Luis Martínez, minero de La Plazuela.
Diario de Querétaro realizó una visita a las minas La Peña y La Fe, ubicadas en el ejido de La Plazuela, para conocer la situación que priva en la zona y entrevistar a los trabajadores del lugar, quienes dijeron que las minas son propiedad de la comunidad y que actualmente trabajan en ellas alrededor de 33 gambusinos en la extracción de mineral.
Incluso desmienten la existencia de la quinta mina señalada en el informe de la agencia estadounidense, de nombre La Perla, pues ellos conocen todas las ubicaciones.
De las otras cuatro, actualmente sólo hay dos en operación: Cristo Vive y El Mono, ya que La Peña y La Fe visitadas este lunes por Diario de Querétaro, se encuentran inoperables temporalmente por las lluvias recientes.
“La Fe tiene 250 metros de profundidad y tiene 100 metros de agua. La Peña tiene poco más 300 metros y como 150 metros de agua”, explica el minero Bartolomé Hernández.
Según el informe, en una visita de integrantes de la EIA US realizada entre noviembre y diciembre de 2023 se observaron supuestas fortificaciones con puertas, torres de observación con cámaras, alambre de púas y la presunta toma de control del grupo delictivo.
Pero días después de revelado ese informe, los accesos a las minas queretanas permanecen abiertos, sin vigilancia armada ni estructuras de seguridad visibles. No hay rastro de seguridad sofisticada, como aseguraron desde Estados Unidos, mucho menos de la riqueza económica vinculada a la actividad de los cárteles y a la industria del oro.
La única construcción que se observa al ingresar es la torre religiosa donde se ubica la imagen de una Virgen, al pie de la carretera.
Y en el interior de las minas no se encontraron indicios de presencia de grupos armados, vigilancia privada o infraestructura ajena al trabajo minero artesanal.
“Sí nos afecta lo que salió, porque igual y en una de esas sí vienen (los del CJNG)”, indicó Cándido Mendoza Ríos, también parte del grupo de mineros de la región.
La agencia cita en su informe a presuntos “traficantes expuestos” quienes les revelaron ser los responsables de uno de los mayores flujos ilegales de mercurio documentado que asciende a 200 toneladas contrabandeado desde las minas de Querétaro a la minería de oro en Bolivia, Colombia y Perú entre abril de 2019 y junio de 2025.
Pero en La Peña y La Fe los mineros nos dicen que son ellos quienes trabajan directamente las minas, que unas 33 personas bajan diariamente a la extracción y que el material es vendido legalmente a una empresa establecida, la cual se encarga de la exportación a Sudamérica.
“Nosotros lo sacamos, lo vendemos y ya ellos se encargan de lo demás. No tratamos con nadie más”, mencionó el trabajador entrevistado.
El informe estadounidense también indica que más de 6 años después de la entrada en vigor del Convenio de Minamata, en México la producción minera primaria de mercurio se descontroló, con picos de actividad impulsados por los precios del mercurio, el aumento de la violencia y una presunta toma reciente de minas productivas por parte de un cártel de la droga.
Al respecto, los mineros explicaron que sí hubo un incremento en el precio del mercurio y que ellos continúan extrayendo cantidades similares a las de años anteriores, sin cambios en la operación.
“Nosotros sacamos lo mismo, a veces menos por las lluvias. El precio subió, pero seguimos trabajando igual”, dijeron.
Los trabajadores explicaron a Diario de Querétaro que se realizan actividades de carga, trituración y fundición del mineral con herramientas manuales, sin presencia de maquinaria pesada ni personal externo a la comunidad. Las rutas de acceso a las minas fueron recorridas sin obstáculos y en compañía de los propios mineros.
Los trabajadores solicitaron que no se generalice a partir del informe, ya que consideran que afecta su fuente de ingresos y los pone en una posición de riesgo ante posibles conflictos derivados de la información publicada. También negaron haber sido contactados por la agencia estadounidense o medios de comunicación extranjeros.
En la zona, las minas prosigue bajo condiciones propias del trabajo artesanal, donde los pobladores indicaron que no han recibido apoyo de autoridades estatales ni federales en la regulación o acompañamiento técnico, sin enfrentar, a su vez, restricciones legales para su operación.
La Plazuela reiteró que los terrenos son comunales, sin estar concesionados a empresas externas, cuyos ingresos se reparten entre los trabajadores.
Finalmente, los mineros indicaron que mantendrán su actividad mientras existan condiciones para operar con seguridad y mientras no haya presencia ajena a la comunidad que busque intervenir en sus procesos.















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